La tradición de tallar calabazas para Halloween se originó en Irlanda, aunque originalmente se utilizaban nabos. Los irlandeses tallaban caras terroríficas en ellos y colocaban una vela dentro para ahuyentar a los malos espíritus. Cuando la costumbre llegó a Estados Unidos, las calabazas resultaron más grandes y fáciles de trabajar, por lo que rápidamente se convirtieron en el símbolo icónico de la festividad. Hoy en día, tallar calabazas es toda una actividad creativa: puedes hacer desde caras clásicas hasta personajes de películas de terror o monstruos divertidos

El famoso “trick or treat” significa literalmente “truco o trato” y consiste en que los niños se disfrazan y van de casa en casa pidiendo dulces. Si no reciben golosinas, se supone que pueden gastar una pequeña broma a los habitantes. Esta tradición tiene raíces en la Edad Media, cuando los campesinos pedían comida a cambio de rezos por los muertos, y con el tiempo se transformó en la versión moderna que conocemos hoy: una actividad divertida, llena de disfraces y, sobre todo, muchos dulces.

Un estudio de la Universidad de Westminster encontró que ver 90 minutos de terror puede gastar hasta 150 calorías, similar a una caminata ligera. Esto ocurre porque el miedo acelera el corazón, la respiración y libera adrenalina, activando tu metabolismo por un rato.